Qatar, el país que ha auspiciado el acuerdo de canje de prisioneros entre Hamás e Israel y una tregua en Gaza, ha acabado este jueves con la incertidumbre que pendía sobre la entrada en vigor de ese pacto al anunciar que comenzará este viernes a las 7 de la mañana. Como parte del acuerdo, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores catarí, Majed Al Ansari, ha anunciado también que Hamás liberará a las 16.00 de la tarde del viernes (hora local) a 13 de los aproximadamente 240 rehenes israelíes capturados principalmente por Hamás y la Yihad Islámica durante el ataque del pasado 7 de octubre contra Israel en el que murieron unas 1.200 personas. La fragilidad de ese pacto había quedado de relieve de madrugada cuando Israel anunció que su aplicación efectiva, prevista desde las 10 de la mañana de esta jornada (una hora menos en la España peninsular), se retrasaba al menos 24 horas.
El canje de presos prevé que un número inicial de 50 de estos cautivos israelíes recuperen su libertad a cambio de la excarcelación de 150 palestinos presos en cárceles israelíes. En ambos casos, los liberados serán fundamentalmente mujeres y niños. Además de un alto el fuego, el pacto incluye la entrada a la Franja de cientos de camiones con suministros. Pese a lo exiguo del respiro en los bombardeos que recoge el acuerdo—la tregua durará inicialmente cuatro días— este acuerdo supone el mayor hito diplomático en los 48 días consecutivos que dura ya la guerra.
La dilación ―tras ser anunciado oficialmente— de ese intercambio había hecho temer que alguna de las partes se echara atrás en el último momento, lo que hubiera acabado con las esperanzas de las familias de los presos palestinos y los rehenes israelíes. También de quienes creen que este puede ser el primer paso hacia una paz más duradera, una esperanza con la que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dado al traste en varias ocasiones, la última el martes cuando afirmó “No nos detendremos tras el alto el fuego”.
El jefe del Gobierno israelí lleva semanas tratando de encontrar un equilibrio entre la presión creciente de las familias de los secuestrados por Hamás, que le reprochaban su indiferencia hacia la suerte de los cautivos, y la que provenía de las facciones más radicales de la sociedad israelí y del ala más ultraderechista de su coalición de Gobierno, encarnada por los seis ministros de las formaciones Sionismo Religioso, liderada por el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y Poder Judío, del titular de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. Estos socios de la alianza gubernamental se oponen frontalmente a cualquier pausa en los bombardeos.
Previamente a la confirmación de que el acuerdo en principio se hará realidad este viernes, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores catarí, Majed al-Ansari, había hecho unas declaraciones que confirmaron que la aceptación de los términos del canje de prisioneros y el alto el fuego entre Hamás e Israel no estaba tan cerrada como se suponía. El portavoz había confirmado que las confirmaciones proseguían “de forma positiva” y que su país “seguía trabajando con ambas partes, así como con Egipto y Estados Unidos, para garantizar que la tregua comience rápidamente y que se haga todo lo posible para que [Israel y Hamás] se comprometan con el acuerdo”.
En la madrugada del jueves, después de que el asesor de seguridad nacional israelí, Tsaji Hanegbi, asegurara que el alto el fuego no comenzaría hasta el viernes, una fuente del Gobierno israelí acusó a Hamás de no haber entregado la lista de secuestrados que liberará ni firmado el acuerdo con los mediadores cataríes.
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Como si quisiera demostrar que Netanyahu honrará esa promesa de acallar el estruendo de las bombas solo mientras dure el alto el fuego, Israel ha seguido esta noche atacando Gaza, incluidas Rafah y Jan Yunis, ambas situadas en el sur del territorio palestino. Es allí donde la mayor parte de los gazatíes se han refugiado desde el 12 de octubre siguiendo órdenes del ejército israelí. En las últimas 24 horas, Israel ha lanzado más de 300 ataques, según fuentes militares citadas por Reuters.
En los 48 días consecutivos que duran los bombardeos, al menos 14.000 personas han muerto, según cifras de Hamás, sin contar las que están bajo los escombros de la Franja, en gran parte arrasada. Con ese territorio palestino sometido a una lluvia de bombas, el jefe del Estado Mayor israelí, el teniente general Herzi Halevi, ha arengado a los comandantes bajo su mando, en un vídeo divulgado por el ejército israelí: “No vamos a poner fin a la guerra. Continuaremos hasta la victoria”, proclamaba en él el militar.
“Los bombardeos de esta noche han sido los más duros desde que empezó la guerra”, explica por WhatsApp desde un refugio de Jan Yunis, Doaa Ulyan, de 33 años, que huyó en octubre desde Ciudad de Gaza al sur de la Franja con su marido y sus dos hijos, de ocho y diez, respectivamente. “Ha sido aterrador. Las bombas han hecho que las paredes del refugio se sacudieran. Dos calles entre donde estamos nosotros y las casas que han bombardeado han quedado destruidas”, asegura esta madre. Según la cadena Al Jazeera, al menos 15 personas han muerto en este bombardeo.
Doaa asegura que el bombardeo de Jan Yunis duró más de nueve horas: “desde las 10 de la noche del miércoles hasta las 7,30 de esta mañana”. Luego explica que la conexión de Internet va y viene porque “los Zananah (drones) siguen sobrevolando sobre nuestras cabezas. Eso quiere decir que el bombardeo va a seguir”.
Israel sigue, mientras tanto, tratando de demostrar que los hospitales del territorio son una tapadera para Hamás, hasta ahora sin ofrecer ninguna prueba concluyente. El ejército israelí ha confirmado en un comunicado la detención de Muhammad Abu Salamiya, el director del hospital Al Shifa, el principal de la Franja, situado en el norte del territorio, del que Israel ha reiterado en su nota que servía “como centro de mando y control de Hamás”. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, Abu Salamiya fue arrestado este miércoles mientras formaba parte de una comitiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de Naciones Unidas. Ese convoy se había desplazado al complejo hospitalario para evacuar a los pocos sanitarios y pacientes que quedaban en él, después de que el sábado los militares israelíes ordenaran el desalojo forzoso de sus instalaciones. Esta circunstancia ha llevado a las autoridades sanitarias de la Franja a acusar a la ONU de complicidad con este arresto y anunciar la suspensión de su cooperación con la OMS.
El otro frente
El recrudecimiento de los bombardeos en la jornada 48ª de la guerra en Gaza ha coincidido con el ataque más grave contra Israel desde Líbano desde que empezó la contienda, ha asegurado la radio militar israelí. El partido-milicia chií libanés Hezbolá ha lanzado de madrugada alrededor de 50 misiles anti-tanque y proyectiles contra la región septentrional israelí de la Alta Galilea. La némesis de Israel en territorio libanés ha confirmado más tarde en un comunicado haber atacado con “48 cohetes Katyusha” la base militar Ein Zeitem en la ciudad de Safed, a unos 25 kilómetros al sur de la frontera con Líbano. Hezbolá ha anunciado también la muerte en combates en su linde con Israel de cinco de sus militantes, entre ellos Abbas Raad, hijo del diputado Mohamed Raad, jefe de la formación en el Parlamento libanés.
Este ataque aumenta la tensión militar en ese segundo frente que Israel afronta en el norte del país, cuya intensidad se ha mantenido moderada desde el principio de la guerra con ocasionales picos de tensión. Hezbolá, el movimiento armado libanés aliado de Hamás, ha anunciado su voluntad de adherirse a la tregua de cuatro días incluida en el acuerdo de canje de prisioneros entre el movimiento fundamentalista que gobierna Gaza e Israel.
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