La reforma de reglas fiscales ha enfilado la última curva en Santiago de Compostela. Casi todo el trabajo técnico está hecho: ha llegado el momento de que los ministros se fajen. La intención de España es “poner una primera propuesta de acuerdo en la mesa en octubre y así tener listas las reglas a fin de año”, según ha concretado la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño. En ese borrador, ya debería empezarse a ver cómo se disuelven las diferencias entre los países que apuestan por objetivos comunes para todos, independientemente de su posición fiscal de partida, y los que apuestan por una flexibilización suficiente como para adaptarse a las circunstancias individuales.
“Ha habido unanimidad en que hay que intensificar nuestro trabajo en las próximas semanas”, ha apuntado Calviño este sábado, al término la reunión del Ecofin, el órgano que agrupa a los ministros de Finanzas de la UE, celebrada en la capital gallega. La declaración puede parecer lógica, pero no lo es tanto habida cuenta de que en los primeros compases de la reforma de reglas fiscales, los países menos partidarios de los cambios —especialmente Alemania— arrastraban los pies en las conversaciones, según se apuntaba entonces desde alguna delegación.
“Puede que sea un reto, pero la Presidencia española está comprometida con este calendario y hoy mismo [por este sábado] hemos esbozado la manera de hacerlo, el camino fiscal”, ha apuntado el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, diciendo la última expresión en español, haciendo un guiño al país que acogía el encuentro.
España, a la que le corresponden coordinar el debate y buscar el acercamiento por ser el país que preside este semestre el Consejo de la UE, ya definió de forma muy amplia en julio cuál era la estrategia que iba a seguir para cerrar el acuerdo de reforma del pacto de estabilidad y crecimiento a finales de año. Entonces, definió cuatro ejes en los que había más desavenencias entre los socios. Uno sería el de las salvaguardas comunes a todos los países. Otro atañe al margen de actuación que debe tener cada institución en la definición y aprobación de las sendas fiscales. El tercero busca un difícil equilibrio: la necesaria reducción de las ratios de deuda pública sobre PIB con las inexcusables inversiones para adaptarse a la doble transición (digital y ecológica). Por último, la combinación entre la individualización del plan de ajuste con la apertura de procedimientos de déficit excesivo.
Según ha señalado Calviño, en las semanas de verano se habría avanzado en el 70% del trabajo técnico y ya es el momento de la política. De los máximos responsables, los que tienen la capacidad decidir y mover sus posiciones. Por eso, Italia, por ejemplo, habría hecho una propuesta sobre uno de esos ejes señalados por España: la combinación entre ajustes e inversiones. Su ministro de Finanzas, Giancarlo Giorgetti, habría propuesto un tratamiento especial en las cuentas públicas para las inversiones de los planes de recuperación y resiliencia, y también para el provocado por la invasión rusa de Ucrania, según apuntan varias fuentes. La propuesta, además, tiene sus condicionantes: sería temporal, hasta 2026, y tendría un límite de gasto.
La ventaja del calendario
El calendario planteado —poner sobre la mesa en octubre una propuesta para abordar el debate político— tiene una virtud: llega después de las elecciones del Estado de Baviera, que se celebran en octubre. La posición (y la flexibilidad) alemana, más concretamente de su ministro de Finanzas, Christian Lindner, será clave para las posibilidades de éxito de la negociación. Lindner, líder del partido liberal (el FDP), está presionado tanto por los malos resultados electorales de la formación en los últimos comicios regionales como por el ascenso de la ultraderecha en el país. Y es un destacado halcón en política fiscal, por lo que sería difícil que antes de esa cita pudiera efectuar concesiones y negociar sin presión.
Además de la reforma de las reglas fiscales, este sábado en el Ecofin también se ha tratado muy brevemente el estado de la elección del próximo presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Fuentes presentes en el encuentro apuntan a que la exposición del ministro de Finanzas belga, Vincent van Petegem, coordinador del proceso, ha sido breve y se habría limitado a dar cuenta de que siguen los cinco candidatos en liza (Calviño; la danesa Margrethe Vestager, que acaba de dejar temporalmente su puesto de comisaria europea de Competencia para luchar por el cargo; el exministro italiano Daniele Franco; la actual vicepresidenta del BEI por Polonia, Teresa Czerwinska; y su homólogo sueco Thomas Östros).
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