Banco Santander va camino de fijar otro récord de beneficios en el ejercicio 2023. La entidad ganó 8.143 millones de euros hasta final de septiembre, un 11,3% más que en el mismo periodo del año anterior, según ha comunicado este miércoles a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Los números del grupo siguen al alza gracias al impulso de las subidas de tipos de interés del BCE, que compensa el peor comportamiento del banco en Estados Unidos y Brasil.
El nuevo precio del dinero en el Viejo Continente ha disparado el margen de intereses hasta los 32.139 millones, un 12,9% más. Las comisiones netas crecieron de forma más tímida, un 4% hasta los 9.222 millones. Estas son las dos partidas con las que el Gobierno calcula el importe que debe abonar cada banco por el impuesto extraordinario al sector, un 4,8% sobre lo cosechado por la actividad en España. De hecho, PSOE y Sumar han acordado revisar este gravamen para mantenerlo más allá de 2024. Hasta septiembre, Santander se ha anotado en España 4.903 millones en el margen de intereses (+56,4% entre enero y septiembre) y 2.047 millones en comisiones netas (-5,7%).
“Hemos logrado otro trimestre récord, con un aumento del beneficio por acción del 17% y un retorno sobre el capital tangible del 14,8%. Tenemos nueve millones de nuevos clientes, los ingresos crecen al 13% y avanzamos en la simplificación de nuestros negocios. La decisión de adaptar el modelo operativo de las actividades de banca minorista y comercial y de consumo a nuestra estrategia es un paso decisivo para aprovechar aún más la fortaleza de nuestra red global para dar mejor servicio a nuestros clientes e incrementar la creación de valor para los accionistas”, destaca Ana Botín, presidenta de la entidad, en un comunicado.
De esta forma, el sector financiero se mantiene en la cresta de la ola tras dejar atrás la era de tipos cero o negativos en Europa. Los bancos precisan de unos 12 meses para actualizar al nuevo nivel del euríbor el total de su cartera de préstamos —las hipotecas variables, por ejemplo, están referenciadas a ese índice y se revisan habitualmente una vez al año—. Por ello, la cuenta de resultados sigue acelerando porque queda crédito por actualizar (los tipos que escalaron al 4,5% en septiembre), especialmente en España. Según fuentes del sector, todavía restan varios trimestres de alzas de ingresos, aunque ya de menor intensidad y con la presión de una subida mayor del coste de los depósitos.
Por el lado de los gastos de explotación, la inflación y los acuerdos en distintos países para elevar el sueldo de la plantilla han provocado un incremento de esta partida del 7,8%, hasta los 18.961 millones. Un encarecimiento importante, aunque por debajo del crecimiento de los ingresos que permiten compensar ese repunte. Así, los márgenes del negocio recurrente bancario suben a doble dígito: el margen bruto aumentó un 11,1% hasta los 42.871 millones de euros.
Con estos números, la ratio de eficiencia del grupo que preside Ana Botín se situó en el 44% (cuanto más baja, mejor), un punto y medio más baja que hace un año. De hecho, los expertos consideran que un banco empieza a ser eficiente cuando este indicador está por debajo del 50%. En cuanto a la rentabilidad, el retorno sobre el capital tangible (ROTE) mejoró a cierre de septiembre al 14,83%, todavía algo por debajo del objetivo marcado para los próximos tres años (entre el 15% y el 17%). Y la ratio de capital CET1 fully loaded, el de máxima calidad, escaló hasta el 12,3%, en línea con la meta fijada por el banco de superar el 12%.
Sobre la calidad de los activos, las familias endeudadas a tipo variable con ahorro han destinado una parte a la amortización de préstamos para contener la subida de los costes financieros en los últimos trimestres. Un efecto que se está desacelerando, en gran medida, porque ese colchón se agota por estos repagos anticipados y por la presión de la inflación. Eso sí, por el momento contiene los impagos en España en niveles históricamente bajos: 3,56% a cierre de agosto, muy lejos del 13,62% anotado durante la Gran Recesión, en diciembre de 2013. En el caso de Banco Santander, la tasa de morosidad se situó en el tercer trimestre en el 3,13% (en España quedó en el 3,06%).
Las entidades, así como los supervisores, monitorizan la tasa de impagos desde hace un año ante el temor de un repunte de las insolvencias. De hecho, el sector financiero pactó a finales del año pasado con el Gobierno la ampliación del Código de Buenas Prácticas para proteger a las familias en apuros. El grupo que preside Ana Botín sitúa la ratio de cobertura para esos créditos morosos en el 68%.
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