Tras el batacazo de 2022 y la relativa atonía entre enero y junio de 2023, el gestor del sistema gasista español (Enagás) constata una “fuerte recuperación” en la demanda industrial de gas en el tercer trimestre de 2023. Con este repunte, de algo más del 25%, la empresa que tiene el mejor termómetro del consumo de este combustible fósil —fundamental en muchos procesos industriales— detecta una “ruptura” de la tendencia respecto a los seis primeros meses del año, con los sectores de refino, químico y farmacéutico a la cabeza de la recuperación.
La demanda para generación eléctrica recorre, entretanto, el camino inverso: tras un 2022 disparada por el fuerte aumento de las exportaciones de electricidad a Francia —para paliar la gravísima crisis de su parque nuclear— y a Portugal —con parte de su generación hidráulica fuera de juego por la sequía—, cae un 29,3% en el acumulado de los nueve primeros meses de 2023. Y las exportaciones de gas natural crecen un 32%, “ayudando así a la seguridad de suministro en Europa”, gracias a la enorme capacidad de regasificación en España del combustible que llega por barco desde los países productores.
Enagás, en la que el Estado mantiene una participación del 5% y una acción de oro, ganó casi 259 millones de euros entre enero y septiembre de este año, según las cifras remitidas este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Pese a la fuerte caída de los ingresos regulados (del 6,5% “por la aplicación del nuevo marco regulatorio”), esta cifra marcha “según lo previsto” para cerrar el ejercicio “en la parte alta del rango”, con unas ganancias de entre 310 y 320 millones, según sus previsiones. Descontados los “efectos no recurrentes”, el descenso anual del beneficio neto ronda el 16%.
El resultado bruto de explotación (Ebitda) ascendió, por su parte, a 572 millones entre enero y septiembre, “según lo previsto para llegar al objetivo anual de 770 millones”. Esos datos no habrían sido posibles, según la compañía que dirige Arturo Gonzalo, sin la “intensificación” de su plan de ahorro, que permitió un recorte de gastos de 18,5 millones respecto a los nueve primeros meses de 2022, y el resultado de sus participadas, “más positivo” que el año pasado. Los dividendos de sus filiales (la estadounidense Tallgrass, la peruana TGP y Trans Adriatic Pipeline, fundamentalmente) superan los 137 millones en lo que va de año, “en línea con el objetivo anual”.
La deuda neta de Enagás se redujo, entretanto, en 63 millones de euros, hasta cerrar septiembre en 3.406 millones. El coste financiero de la misma rondó el 2,6%, una fuerte subida respecto al 1,8% de un año atrás, a pesar de que el 80% está referenciada a tipo fijo y, por tanto, no fluctúa al son de los tipos de interés. La liquidez ronda los 3.316 millones de euros, por debajo de los 3.794 millones de hace un año. De esa cantidad, 828 millones están en tesorería; el resto, son líneas de crédito no dispuestas.
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